La muerte de Hugo Chávez, Comandante de los olvidados, deja huérfanos, huérfanas, en Venezuela y en Cuba, en Bolivia, Ecuador y en el resto del maltrecho continente. Es difícil imaginar un “chavismo” sin Chávez, igual que es fácil pensar en el regocijo y suspiro de alivio en EE.UU. y sus aliados estratégicos en la zona. Los hijos de la ira, vidas destrozadas, se han quedado sin su referente político, sin su símbolo real de la acción en marcha. La bibliografía sobre Chávez y el movimiento político bolivariano ha crecido en los últimos años. Es posible que un repaso por sus intervenciones y discursos, del azufre a la geopolítica, sea una forma discreta de homenaje, de oración fúnebre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario