El flagelo del hambre mundial en pleno siglo XXI constituye una de los problemas más horrendos engendrados por el capitalismo y su metabolismo social autodestructivo, sustantivamente desigual y excluyente. De acuerdo con estudios del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y el Desarrollo (PNUD), existen en la actualidad más de 1.000 millones de hambrientos.El representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Venezuela, Alfredo Missair, afirmó a fines del año pasado que el trabajo desarrollado en el país permitió incrementar el consumo de calorías per capita en un 31,2 por ciento y una reducción de casi el 10 por ciento en la pobreza extrema.
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