Nadie me lo pidió pero siento la necesidad y la premura (acaso por impotencia) de llamar a quienes pueda y como pueda para convencerlos de conectarse con Venezuela. Convencerlos de saberla y de sentirla, convencerlos de entenderla y acompañarla con lo que se tenga y como se debe. Convencerlos, en fin, de hacer saber a la revolución venezolana cuánto nos importa y cuánto la necesitamos triunfante y contundente. No estaría mal.
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