Entramos en el tercer ciclo revolucionario, según el trazado estratégico del líder del proceso, con la exigencia de profundizar las tareas de transición del capitalismo dependiente al socialismo del siglo XXI. Como sabemos, son enormes los éxitos en todos los órdenes que pueden exhibirse, pero infinitamente mayores los retos, esperanzas, sueños y segmentos de utopía por realizar. La marcha en esa dirección es la razón de ser de la lucha y, además, de esa marcha depende la consolidación de lo hasta ahora construido. Nada está firme, porque si la revolución se detiene se muere.
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