Por eso es preciso, también, contar con bases legales y democráticas para ratificar el mandato social según sus tiempos y en sus condiciones históricas concretas. Sólo a condición de que se garantice la Revolución Permanente y la profundización de todos los procesos revolucionarios bajo control de los trabajadores, no de los burócratas ni de sus sectas. No es lo mismo reelegir a un líder del pueblo que reelegir a un administrador de la oligarquía.
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